rafael

Acabo de volver de la posada.Muchas veces pasé por delante y admiré su jardín pero nunca había entrado hasta ayer. He tenido ocasión de disfrutarlo y ha merecido la pena. Se trata de esos sitios que deseo no cambien nuncan, que no desaparezca, que se mantenga así mucho tiempo y mucha gente puede disfrutarlo cuando lo desee.

La habitación amplia, confortable, decorada con gusto, el baño exactamente igual. La luminosidad excelente, continua la sensación de estar a gusto, como en casa. Una gran diferencia con cualquier hotel.
El trato de Mari Luz es exquisito. Te hace sentir cómodo, acogido, cercano.
Pienso volver en más ocasiones y animo a conocerlo a quienes deseen un sitio diferente y un trato personal.